miércoles, 19 de noviembre de 2008

Kun el Futbol de Barrio.


Kun, Kun, Kun, Kun…’ Un grito de guerra explota en las catacumbas del Calderón cada vez que el centro de gravedad de Agüero conecta con ‘la redó’. El ‘Kun’ es un clon de Romario, un pibe que persigue el sueño de Maradona, un jamón con patas, un talento de suburbio. Agüero, el nuevo hijo pródigo del territorio comanche del Atlético de Madrid, está de moda. Sus zarpazos, su sensibilidad con la pelota, su conjuro hecho cadencia, le han convertido en lo más deseado del escaparate fútbol. Es, este asesino con cara de niño, un futbolista de los que están llamados a marcar época. Aire porteño, descaro pillo y sonrisa vacilona. Fútbol de barrio en estado puro. Su historia, por humilde y rosa, engancha corazones. El secreto del ‘Kun’ no son sus goles, sino su capacidad para hacerlos sentir. Agüero es como el anuncio del reloj de Banderas. ‘No es lo que tengo, es lo que soy’. Y el ‘Kun’ es fútbol de barrio. De Maradona sabemos que hizo realidad el sueño del Pibe. Que salió del sórdido barrial para hacer jueguito de tacón y chanfle, que fue estrella de Los Cebollitas, y que su alma era blanca y pura cuando jugaba por la Coca-Cola y el bocadillo. La historia le coronó como el mejor futbolista de todos los tiempos. El potro Rodrigo, como una zurda inmortal. De Leo Messi sabemos que fue pulga de potrero, melena al viento que vuela cual Aerolíneas Argentinas, que fue estrella de las inferiores de Rosario y que desde su paso por La Massía, todos los cazatalentos buscan La Messía. La historia le empieza a coronar como el mejor futbolista del momento. Y de Sergio Agüero, del ‘Kun’, sabemos que su leyenda nace por dibujos animados japoneses cuyo protagonista era un cavernícola bajito y rechoncho, llamado Kum-Kum, que saltaba de risco en risco con una sonrisa de oreja a oreja. Aquello fue fuente de inspiración para que Don Cheti, como un abuelo para Sergio, empezara a llamarle Kun, con ‘n’ en lugar de ‘m’, porque uno de sus hermanos pequeños así lo pronunciaba. Bendito abuelo. Sergio, alma de potrero, hijo de la calle, nació en Flores, vivió en una villa-miseria de Don Bosco, con sus padres, seis hermanos, dos primos, un amigo y su perra, Atila. Hasta los 14 tenía tres posters en su casa: el de Michael Jordan, el de Manu Ginóbili y el de Maradona. A los quince, sus hermanos empezaron a colgar de las paredes de casa todos los recortes y las notas de prensa que los periodistas le hacían a Sergio. Era, con 15 años, el pibe más joven en pisar un campo de Primera en Argentina. Fue allí donde la prensa le bautizó como ‘el cavernícola de la Doble Visera’ `por el nombre del estadio de Independiente de Avellaneda]. Después llegó el Atlético con 26 ‘palos verdes’, se lo llevó al Calderón y, después de un año complicado, se ha convertido en ídolo. A ritmo de cumbia, juguetón como el estribillo de Los Leales, el ‘Kun’ empieza a ser consciente de que la historia le puede coronar, algún día, como el mejor futbolista del mundo. Está en ello. Tengan paciencia con él. Maradona y Messi le esperan.

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